Thom Browne y La marcha del tiempo

Sofisticada elegancia de superviviente en Thom Browne, cuyo último escenario fue un biplano blanco derribado en un desierto de arena gris, en su primer desfile desde que se convirtió en presidente del Council of Fashion Designers of America (CFDA). Un avión que aterrizó en el interior de The Shed, el gigantesco espacio de espectáculos de Hudson Yards, y acabó bajo soles, lunas y estrellas de papel blanco colgantes.

Sus privilegiadas pasajeras fueron recibidas por media docena de extraterrestres, vestidas con túnicas de hombros caídos y orbes por sombreros. Control de tierra al comandante Thom.

Browne también rodeó el desierto para dar lugar a la esfera de un reloj gigante, haciendo referencia al programa de radio La marcha del tiempo. Y los relojes se convirtieron en el leitmotiv de esta colección. Vistos en el lateral de totes y bolsos, o incluso como tacones de una serie de mules, que hicieron casi imposible que varias modelos rodearan la pasarela.

Sin embargo, la gran declaración de Thom fue la deconstrucción en esta colección mixta de otoño/invierno 2023. Como en El vuelo del Fénix, donde un grupo de exploradores ensambla piezas de su avión estrellado para completar su vuelo a Bengasi.

Ensamblando todos los elementos favoritos de su ADN, trajes de franela de niño pequeño, blazers de cricket, abrigos de lana bouclé, rayas rojas y azules, corbatas a rayas, rayas de banquero y faldas plisadas, en una docena de mezclas salvajes. Como dijo un observador: "Thom Galliano".

Ha sido una semana ajetreada para Browne, que organizó conjuntamente con Anna Wintour y Steven Kolb, CEO del CFDA, un cóctel inaugural para editores y VIP en Nine Orchard, el hotel del momento en el Lower East Side.

Recordando cómo una vez ella compartió un vuelo nocturno de Nueva York a Milán con Browne, y teniendo que "cambiarse a esos pijamas con cinturón tan poco glamurosos". Pero mientras Anna se quedaba dormida, Thom "permaneció sentado, erguido, trabajando durante todo el vuelo. Y había algo en él que me hacía pensar que era un centinela, vigilándonos a todos, listo para entrar en acción. Y eso es exactamente lo que tenemos en nuestro nuevo líder, y nuestro nuevo vigilante nocturno, en el CFDA".

Como era San Valentín, Browne dejó en los asientos de los invitados unas cajitas con dos bombones en forma de corazón. Y luego se ganó un doble aplauso, primero al salir a saludar y luego al acercarse a su pareja, Andrew Bolton, y entregarle un gran corazón rojo.

Eso ocurrió segundos después de la gran procesión final. Cuando todo el elenco recorrió el perímetro del reloj al son de una versión operística del himno clásico de Rodgers y Hammerstein You'll Never Walk Alone.

¿Quién iba a pensar que Thom era fan del Liverpool?

Thom Browne y La marcha del tiempo

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