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Hernandez Sebastian
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22 ene. 2018
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Proenza Schouler regresa a sus raíces en la Semana de la Alta Costura

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Hernandez Sebastian
Publicado el
22 ene. 2018

Después de dejarse seducir por Francia con su primer desfile parisino el pasado mes de julio, Proenza Schouler organizó un desfile muy americano, que resaltó su saber natal en una colección brillante y audaz en la lluviosa noche del lunes.


Photo: Proenza Schouler/ Instagram


 Audaz, ya que el corte, los recortes y las siluetas eran muy elegantes, con el mejor conjunto de botines funky visto este año en Europa.

Sus ideas más novedosas fueron las más sencillas: vestidos simples decorados con bandas de telas indígenas; o las chicas hippies de la Costa Oeste de los años 60 en versiones atrevidas de los vestidos marm. Antes de regresar de repente a Nueva York con un conjunto de falda de sujetador y falda larga de gasa, perfecto para una noche cálida en el Lower East Side.

"Es un viaje a través de un mundo sin fronteras. Un viajero recogiendo objetos y recuerdos en el camino. Con mucha artesanía estadounidense", dijo el diseñador Lázaro Hernández, citando materiales como el tradicional macramé hecho en tubos para que parezca espagueti de cuero; o tinturas hechas a mano en California.

"Básicamente esta colección fue forjada a mano. Entonces, miramos los setenta y el movimiento feminista. Es algo así como la alta costura estadounidense", agregó su compañero Jack McCollough, antes de corregirse a sí mismo para hacer énfasis:" Este es nuestro prêt-à-porter primaveral. Lo siento, nuestro prêt-à-porter otoñal que se presenta en la alta costura de la primavera". Después, Hernández dijo riendo:" ¡Ya nadie sabe! Es una temporada sin fronteras".

Proenza Schouler siempre ha tenido una esencia medieval en sus líneas, y en esta temporada se hizo evidente con el uso de cuero tachonado, hombreras y boleros anchos de piel. También en los pendientes étnicos hechos a mano, tan grandes que parecían pecheras, fabricados en bronce y oro, piedras y amatistas.

La colección tiene un gran poder y la ambientación fue ideal, por un presupuesto que es fácil suponer muchísimo menor que el de Dior o Chanel, en un sótano destrozado en una oficina de la década de los 70. Los asientos estaban hechos con ladrillos cubiertos con retazos de fieltro. Un ejemplo perfecto de cómo usar recursos modestos para lograr una increíble ambientación urbana de la mano del productor Alex de Betak.

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