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Off-White presenta su colección "Slightly Off"
No hay duda de que Virgil Abloh sabe crear una buena puesta en escena. Varios Mercedes cortados por la mitad, en horizontal o vertical, fueron el punto central de varios cuadrados alrededor de los cuales desfilaron sus modelos. No era exactamente John Chamberlain, pero estuvo bastante bien.
Un montón de cámaras grababan cada pase del desfile con un elenco de excepción celebrado en el interior del palacio de deportes Marcel Cerdan, situado al este de París, y pocos causaron tanta emoción como el de Yolanda Hadid, la madre de Bella y Gigi, de 56 años, desfilando orgullosa con una blazer blanco con manchas grises tipo grafiti, una de las varias prendas de ese estilo.
Su hija pequeña, Bella, había hecho el primer pase con un vestido isabelino de color negro, con un elaborado cuello y escote que hacía resaltar el pecho. Robert Dudley habría estado orgulloso. La hermana mayor, Gigi, hizo el último pase con un conjunto formado por un vestido tipo Reina Hada seccionado a 45 grados por una parka deportiva ultramarina. No es de extrañar que el diseñador bautizase a esta colección otoño- invierno 2020/21 "Slightly Off".
A Virgil siempre le han encantado los cortes, e hizo versiones al más puro estilo de un queso suizo de tops y vestidos de punto blanco o de algodón (no del todo felices en Carolyn Murphy) y gabardinas con cortes que dejaban ver grandes pololos como los de Mariacarla Boscono. Otra gran idea fueron las faldas, pantalones y chubasqueros de piel de vaca frisona en azul y blanco egipcio. Hay quien considera que Virgil se inspira demasiado en otras ideas, pero todo esto era de su propia cosecha.
El diseñador se gana muy bien la vida de noche como DJ, y su banda sonora fue la mejor en París hasta la fecha: jazz dramático de artistas como Chick Corea y Yussef Dayes. Aunque quienes hemos intentado bailarlo de noche en sus fiestas nos ha resultado más complicado.
En resumen, un desfile y una colección muy respetables aunque no era el momento de romper paradigmas. Especialmente en una semana en la que The New York Times especulaba en un largo artículo la idea de que Virgil Abloh podría ser el Karl Lagerfeld de esta generación, aunque con una cierta dosis de humor. Con el argumento de que Karl, al igual que Virgil, era una persona multidisciplinaria que vendía sus servicios a varias marcas.
Nadie puede cuestionar el indudable atractivo comercial de Abloh; es su calidad, alcance y alma lo que está en duda. Además de su modestia. Posiblemente Lagerfeld fuera la persona más calculadora de la historia de la moda, pero también una persona sin falsos aires de grandeza. Como persona que lo conoció durante tres décadas, no recuerdo una sola vez que se haya referido a sí mismo como un artista. Eso no es algo que pueda decirse de Virgil Abloh.
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