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Rocío ALONSO LOPEZ
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7 mar. 2022
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La vida en rosa de Valentino y el total look negro de Ann Demeulemeester en París

Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
7 mar. 2022

Después de dos años de pandemia, los diseñadores de moda vuelven a lo básico y llegan a lo esencial, empezando por los total looks, prestando especial atención a la paleta elegida para sus colecciones. Este fin de semana, dos casas, especialmente, llevaron al extremo el concepto de monoblock en las pasarelas de la Semana de la Moda de París, dedicada al prêt-à-porter femenino para la temporada otoño-invierno 2022/23.
 

Valentino, otoño/invierno 2022/23 - DR


En un gesto contundente, Valentino ofreció todo su armario en un solo tono (a excepción de los looks negros que cerraron el desfile): el rosa bombón. Como si un enorme bote de pintura se hubiera derramado en el estudio, coloreando a su paso en flúor todas las prendas, mallas, guantes, zapatos, bolsos, joyas... Incluyendo el espacio del Carreau du Temple, que acogió el desfile, transformado en una enorme caja rosa.

“Este rosa fue el primer tono en el que pensé porque siempre ha estado presente en mis colecciones. No se trata de un estilo 'girly', sino de partir de una base monocromática para cambiar la percepción del look. Cuando todo es del mismo color, somos más apegados a los detalles, volúmenes, proporciones y cortes. No distinguimos géneros, pero vemos a personas reales", indicó el director artístico, Pierpaolo Piccioli, en una conferencia improvisada al final del show, revelando que este tono llamado Pink PP va a integrar el catálogo Pantone.

Para esta colección, se inspiró en un caleidoscopio de imágenes, cuya belleza quería capturar. Desde fotografías de David Bowie hasta un retrato de Audrey Hepburn, pasando por pinturas de Piero della Francesca y piezas de Lucio Fontana.

“Pensé en Fontana con su forma de usar los lienzos y su trabajo sobre la monocromía. Quería ese momento de reflexión, de calma, cuando todo sigue suspendido. Todo está como suspendido en este color, así, sentí la necesidad de estirar la silueta, de trabajar la vertical, siempre con esta idea de suspensión”, explicó.


De hecho, las modelos desfilaron sobre vertiginosos tacones y plataformas, con los brazos y las piernas como pintados de rosa a través de medias y largos guantes. Se alternaron conjuntos cortos (minivestidos, trajes pequeños, maxi camiseta de lentejuelas transformada en micro túnicas) y conjuntos largos (abrigos con cola, vestidos de noche, etc.). Los cortes son alternativamente limpios y precisos, especialmente en los escotes, que siguen con precisión la curva de los senos, o más vagos en grandes vestidos de punto fino, conjuntos de seda y tafetán o corpiños de tul transparente bordados con flores, pero también más fluidos, en particular a través de enterizos, petos de lentejuelas, joggins y otros cómodos trajes de pantalón.


Ann Demeulemeester, otoño/invierno 2022/23 - © PixelFormula

 

Invierno glacial en Ann Demeulemeester



Ann Demeulemeester, por el contrario, imagina un invierno glacial. La marca compone toda su colección en torno al largo y una pieza clave: el abrigo. Viste, protege, envuelve. Cubre todo el cuerpo hasta los pies, tocando el suelo. De fieltro, paño grueso de lana, cuero arrugado o lana cardada, se presenta con capucha, recto o cruzado, con o sin cuello. Pero también en forma de chaquetón, chaqueta, perfecto y hasta chalecos tomados de un traje de tres piezas, sin mangas, que cae hasta los pies.

Este maxiabrigo alarga la silueta, tomando aires de sotana de cura o de bata de vaquero solitario, realzado por un sombrero de fieltro negro que cubre los ojos. Zapatillas blancas y calcetines negros altos definen los looks, todos negros o grises, realzados de vez en cuando por cuellos extraíbles de algodón blanco.

Los vestidos rectos con un profundo escote en V y las faldas de lana con una abertura en la espalda son igual de largos. A este armario se suman trajes holgados con chaquetas hasta los muslos, mientras que para la noche las mujeres y los hombres llevan abrigos brillantes.

En primera fila, la fundadora Ann Demeulemeester asiste al desfile de la casa, que fue adquirida en 2020 por el empresario italiano Claudio Antonioli. Ella no da su opinión. Se refugia detrás de un "estoy muy contenta" por el nuevo capítulo iniciado por la marca.

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