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22 abr. 2021
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Esteban Cortázar ficha por Desigual para una colección veraniega

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22 abr. 2021

El verano, la década de los 90 y el eclecticismo de Miami Beach, donde se mezclan la cultura latina, las supermodelos, los jubilados excéntricos o la escena gay y drag-queen, sirven de lienzo sobre el que se dibuja una inesperada colaboración estival. Se trata de la primera alianza entre el diseñador colombiano Esteban Cortázar y la marca barcelonesa Desigual, a través de la que presentarán “Cada día es para siempre”. Una colección cápsula, a la venta a partir del próximo 20 de mayo, que conjuga el potencial internacional y logístico de la compañía española con el diseño y la experiencia en el sector del lujo del creador de Bogotá.


El diseñador Esteban Cortázar - Desigual



“Ha sido un acercamiento muy natural y espontáneo, pero nunca lo habría imaginado. Estoy enamorado de trabajar con ellos y ha sido muy buena onda”, cuenta Esteban Cortázar de regreso a París, después de haber pasado los últimos meses en su Colombia natal. “Desigual es una de esas marcas que siempre veía, pero no conocía su historia y sus orígenes. Pero en los últimos años me he acercado más a ella gracias a amigos que trabajan en la empresa o que han colaborado con ella para refrescar su imagen y conectar con nuevas audiencias, como Miranda Makaroff”, explica el creador sobre la noción de comunidad alrededor de la firma y los primeros contactos con el equipo, con la edición 2019 del festival de música electrónica Sónar como telón de fondo. 

Para el diseñador, su conexión con la marca se remonta a 1984, su año de nacimiento y en el que Thomas Meyer fundó la compañía. “La relaciono con mi historia, mi familia, mi conexión con España y con Ibiza, mi visión y energía positiva”, argumenta, reconociendo que cuando Desigual le propuso la colaboración le pareció “un reto súper interesante de poder darle una vuelta a la marca, a mi manera, pero respetando su ADN y filosofía”.



La infancia del diseñador es una de las referencias de la colección - Desigual


Comenzado hace año y medio, el proyecto ha tenido que saber adaptarse a la pandemia. “La dinámica ha sido muy interesante. Tuve que diseñar toda la colección en mitad del confinamiento desde mi casa en París y replantear toda la idea sobre cómo lo podíamos hacer. Ha llevado más tiempo, pero ha sido un proceso súper chévere y muy creativo”, asegura Cortázar con optimismo ante las nuevas formas de trabajo a distancia y de forma virtual.

Más allá de la típica colaboración de "diseñador y marca mainstream"



“Quería hacer algo muy personal, con mucha autenticidad, que no fuera simplemente una colaboración entre un diseñador y una marca mainstream”, comenta el creador sobre la necesidad de plasmar “un alma” en su trabajo y el regreso a “la esencia y las raíces de Desigual”. Así, el moodboard de la colección cuenta con referencias a South Beach, en Miami, donde creció Cortázar.

“Fue una época que me formó mucho como persona y artista. Pasé mi niñez en medio de una playa, con mi papá artista y mi mamá cantante”, sonríe sobre sus referencias creativas, a las que se sumó el descubrimiento de la figura de Gianni Versace a la edad de 12 años. Una infancia en los 90, entre supermodelos, fotógrafos y personajes excéntricos que inspira la cápsula, en la que se incluye los estampados de su padre, el pintor Valentino Cortázar, y el print de las fotografías de los 70 de Andy Sweet. “Al fin y al cabo, Barcelona es el Miami del Mediterráneo!”, bromea.

Los desfiles: una fortuna en 10 minutos



“Todo es un aprendizaje. Tengo 36 años y llevo 20 trabajando en la moda. Esto me ha permitido evolucionar y tener diferentes perspectivas. No tengo miedo a los cambios como diseñador”, asegura el diseñador, contemplando que las colaboraciones con grandes empresas, como ya hizo en el pasado con Grupo Éxito y Seven Seven, suponen “una forma de aprender a hacer las cosas de manera distinta”. Acostumbrado al “ritmo y a la forma de comunicar del high fashion”, los proyectos de moda de gran distribución permiten “conectar con nuevas audiencias”, al tiempo que “crear y soñar en cosas a lo grande”.


Imagen del moodboard de la colección - Desigual



Aunque asegura no tener ninguna “bola mágica”, Esteban Cortázar supo poner las cosas a buen recaudo antes de la pandemia, cuando a comienzos de 2019 anunció su retirada temporal de la Semana de la Moda de París para enfocarse hacia proyectos efímeros y colaboraciones más adaptados a sus tiempos. “Sin saberlo, en cierta manera me preparé para lo que estamos viviendo ahora. Tuve un miedo muy grande de dejar de hacer los desfiles. Tienes esa presión de que si paras de desfilar dejas de existir… Y me di cuenta de que es todo lo contrario. Me dio la libertad de repensar cómo quiero hacer las cosas y de pensar en una forma creativa distinta”, asegura sobre las alternativas a los shows que requieren “gastarse una fortuna por 10 minutos”.

Viviendo el presente



“Tuve que poner un poco en pausa la parte high fashion. Había demasiados retos y quería concentrarme en el e-commerce y colecciones cápsulas, dándole espacio a la colección principal, que requiere otro tipo de inversión y procesos”, explica sobre el impacto de la crisis del Covid-19 en su marca homónima. Ante el regreso del carácter físico de las fashion weeks, el diseñador se muestra optimista: “Es una tradición que a los que trabajamos en moda nos encanta. Los desfiles volverán pero de forma distinta. Las grandes marcas siempre se pueden permitir hacer cosas gigantescas, las pequeñas a lo mejor solo una vez al año o cuando les venga bien”, reflexiona, admitiendo que su interés va más allá de una concentración en un calendario estricto en la fashion week y que, en el futuro, buscará conexiones entre sus comunidades en París, Colombia o Miami, para lo que la estrategia de colaboraciones resulta fundamental. 

“Una de las grandes lecciones que hemos aprendido este año es que hay que vivir el presente. Creo que a los dos nos gustaría seguir con esto, pero tendremos que ver cómo va todo en el futuro”, reconoce sobre la posibilidad de continuar la colaboración con Desigual a largo plazo, al estilo de la alianza de la marca española con su amiga, Miranda Makaroff, o el modisto Christian Lacroix. Y concluye con una mirada positiva hacia el presente y lo que está por venir: “No sé lo que va a pasar, pero en este momento podemos darnos el lujo de reinventarnos”.
 

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