Burberry presenta nuevos códigos en Highbury
El azul almirante es el nuevo negro. Y los cuadros escoceses se llevan en verde caza y amarillo margarita, como la enorme carpa de Highbury, donde Burberry celebró su último desfile un lunes nublado.
Esta es la segunda colección de Daniel Lee y una poderosa declaración escenificada ante la nueva élite creativa de Londres, encabezada por Skepta, Gabrielle Union, Damon Albarn, Jourdan Dunn, Wayne McGregor, Barry Keoghan, Kylie Minogue y Shygirl.
El público se reunió bajo una gigantesca carpa de licra de 1500 metros cuadrados, sentado cómodamente sobre los bancos verdes del parque, mientras los modelos desfilaban por la ondulante pasarela.
Imperaba una gran sensación de bullicio con unos 1000 invitados relacionándose entre sí, uno de cada cuatro llevaba bufanda y top de cuadros azules. Camisas de color azul almirante para un regimiento de personal de relaciones públicas, paraguas en mano por si empezaba a llover. También las rosas de papel que se enviaron junto a las invitaciones estaban teñidas del mismo tono azul.
Lee abrió el desfile en versión monocromática con chaquetas militares y gabardinas cortadas a navaja de algodón mercerizado y piel. Sin embargo, su gran declaración de intenciones llegó con los estampados, en especial con un surrealista estampado en blanco y azul de herramientas, cadenas y minilinternas, variando el efecto al ampliar el patrón.
Lo vimos en blusas y vestidos de cóctel asimétricos de seda para las chicas, y en camisas de fiesta para los chicos. Y más tarde reimaginada como una versión perforada sobre pantalones y tops de lino rojo de estilo militar. Llamó la atención un nuevo monograma de eslabones en forma de B y un estampado de fresas, aunque de nuevo en azul almirante.
Lee jugó con las referencias militares, como las chaquetas de húsar con grandes botones de lana y, una vez más, lo has adivinado, en color azul almirante. Transformó la icónica gabardina característica de la casa en un impresionante vestido tipo abrigo deconstruido para las chicas y en una versión clásica en color beige para los chicos.
Además, Daniel ideó un montón de zapatos estupendos, algo en lo que Burberry ha flaqueado históricamente. Desde zapatos destalonados de tacón grueso y tira ancha delantera en piel de serpiente o de color cereza para las chicas, hasta una nueva sandalia ancha y grande abierta por detrás y rematada con un medallón metálico para los hombres. Además, un nuevo bolso bandolera con una sola correa dio fe de las grandes habilidades de Lee con los accesorios.
Tras el desfile, Lee parecía agotado en el backstage.
"No estoy seguro de estar en condiciones de decirles nada útil", suspiró.
Al menos, un comunicado enviado por correo electrónico decía: "Una exploración de la ligereza, la sensualidad, la belleza y la elegancia. Los códigos de la marca evolucionan, moviéndose a través de la ropa, los bolsos, los zapatos, los accesorios y la joyería...Abrazando los estereotipos de las frutas británicas y los prados ingleses".
Eso sí, en parte elegancia urbana, con chicas con los labios pintados de negro y el pelo encerado. Para el pase final, Lee recurrió al exceso con looks de fantasía de flores de tela sobre vestidos de malla y vestidos de cóctel, como el vestido rojo que llevó lució Edie Campbell, probablemente el más llamativo de todos. Un reparto muy británico para una marca británica, que incluía a Karen Elson y Liberty Ross. Igual que la banda sonora techy a cargo de Dean Blunt.
El desfile lo cerró un chico fornido con unos abdominales de infarto vestido con unos pantalones azul almirante y un cinturón metálico con el logotipo ecuestre Prorsum.
Un desfile al que quizás le faltó un poco de espectáculo sobre la pasarela y gloria de la alfombra roja, pero que en general resultó una colección muy convincente. Plausible, impactante y pulida. Podemos intuir, por la forma en que prácticamente se relamían los labios, que el equipo de merchandising de Burberry estaba muy satisfecho.
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