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Hernandez Sebastian
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14 feb. 2023
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Audrey Millet (investigadora): “El próximo gran escándalo sanitario tendrá que ver con la toxicidad de la ropa”

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Hernandez Sebastian
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14 feb. 2023

La historiadora Audrey Millet había llamado la atención de la industria de la moda al publicar en 2021 su “Livre Noir de la Mode” (Libro negro de la moda). En esta obra, la autora presenta una fuerte defensa por el cambio en las prácticas de la industria, a raíz de lo cual fue encomendada por el Parlamento Europeo para elaborar un informe sobre la presencia de productos nocivos en la ropa vendida en Europa, presentado el 30 de enero en Bruselas. Como efecto inmediato, se debería realizar una serie de pruebas de ropa, patrocinadas por Bruselas, en las próximas semanas.

La investigadora, exdiseñadora, doctora en historia e investigadora de la Universidad de Oslo confía a FashionNetwork.com las dificultades para obtener financiamiento para investigaciones sobre el tema, a pesar de los fuertes riesgos para la imagen de las marcas y, especialmente, para la salud y fertilidad para sus consumidores.



Audrey Millet - DR


FNW: Dentro de poco se cumpliá una década desde la tragedia del Rana Plaza. Según su investigación, estamos ante otra gran tragedia: el impacto sobre la salud de los productos químicos en la ropa. ¿Podría este problema simplemente ser menos repentino, más insidioso?

AM: No me gusta hablar del Rana Plaza porque regularmente hay otras tragedias en el sector textil, como sucedió con la inundación de una fábrica en Marruecos. La tragedia de Bangladesh ha obligado a los políticos a interesarse por el tema de las condiciones de producción y a movilizar numerosas asociaciones como la Clean Clothes Campaign.

Con los productos químicos, nos enfrentamos a muertes más lentas y efectos duraderos. Además, en este tema, las marcas no deben esperar a que los consumidores se concienticen sobre el problema. Y no es sólo una cuestión de precio: esta cuestión afecta a todos los niveles de la moda. Hablé al respecto con los directores de sostenibilidad de los grandes grupos de lujo, quienes saben que el próximo gran escándalo sanitario tendrá que ver con la toxicidad de la ropa. Por el momento, esto dificulta cualquier inversión que implicaría el abordaje de estas cuestiones.

FNW: ¿Qué tan urgente es el problema de los productos nocivos en la ropa?

AM: Hablamos de un problema cuyos efectos se sienten a lo largo de varias generaciones. Me refiero a la infertilidad. A las mujeres les resulta cada vez más difícil tener hijos. Hay otros factores como la comida, pero nadie se preocupa por su ropa, ya que no se la comen. El riesgo es que en dos generaciones ya no podremos tener hijos. Habría que modificar todos los insumos, como los destinados, por ejemplo, a obtener un planchado fácil, o una prenda resistente a las arrugas. También hay que analizar cómo se obtienen los colores y con qué productos. Está la cuestión de las nanopartículas, que en sí mismas son extremadamente problemáticas y deben ser analizada. Porque las nanopartículas podrían ser las peores sustancias en términos de efectos.

FNW: ¿Cómo empezó su trabajo en el tema de productos nocivos en la ropa?

AM: Este trabajo nació de uno de mis libros, incluso antes del "Livre noir de la mode". Mientras lo preparaba, conocí a un niño en Punjab, India, que murió poco después por exposición a pesticidas. Me preguntaba cómo uno podía estar tan enfermo con solo seis años. Para saber más, combiné las ciencias exactas y las ciencias humanas, porque en este tipo de problemas, oír sólo a un químico o a un sociólogo no da una visión completa del problema. Pero una de las desgracias de este tipo de investigación es que no interesa a nadie, ya sea en la moda o en otros sectores. Esto es lo que hace que el trabajo que acabo de hacer para el Parlamento Europeo sea aún más importante porque es la primera vez que tengo los medios para hacer esta investigación.

FNW: ¿El problema se relaciona con ciertos productos o etapas de producción en particular?

AM: En eso radica el problema: al no contar con estudios en profundidad, no podemos decir qué productos son los más afectados. Del lado de la producción, hay factores serios desde la etapa de los pesticidas en los campos donde crecen los futuros materiales. Pero las últimas etapas de la producción textil plantean grandes problemas. Y este es un tema que plantea otra cuestión: ¿los consumidores están dispuestos a aceptar menos comodidad por más seguridad en su ropa?

Otro problema: incluso si lavas tu nueva prenda una o dos veces antes de ponértela, estos insumos terminan en la naturaleza y regresan a través de la comida en nuestros platos.

Todo se reduce a una cuestión de trazabilidad: si las marcas colaboran, es allí donde pueden progresar. Pero las marcas todavía dicen: "No sabemos, viene de un subcontratista". Sin embargo, en el caso de los tintes, los especialistas deben ser rigurosamente exactos en los colores; por lo tanto, están en capacidad de entregar la composición exacta de los tintes a sus clientes.


“Este problema afecta a todos los niveles de la moda”



FNW: Su informe señala los límites del estándar europeo Reach, que regula el uso de sustancias químicas, frente a las importaciones…

AM: Tenemos el estándar Reach. Tenemos profesionales occidentales que invierten en estos temas. Pero también depende de Occidente imponer las mejores prácticas en sus cadenas de suministro. Es necesario constreñir, de ser posible, con acciones coordinadas. Así como el Acuerdo pudo hacer por la seguridad de las fábricas en Bangladesh. De la misma manera que no vendemos surimi radiactivo, podemos no vender ropa que pueda matar a las personas poco a poco y dejarlas infértiles.


Shutterstock


FNW: Tomó tiempo hacer que las marcas fueran conscientes de los problemas ambientales; ¿se muestran reactivas ante estas cuestiones de nocividad?

AM:
Creo que las marcas tienen mucho interés en adoptar discursos dedicados. Por ejemplo: "No tenemos ftalatos en nuestra ropa; no tenemos etileno en nuestros zapatos". Así como marcamos "sin parabenos" en los champús. Es una verdadera estrategia de marketing, además de una cuestión moral. Sin embargo, la ropa me parece por el momento el último de los últimos problemas de las personas. Pero las marcas sienten que van a estar jodidas (sic). Hay marcas que no habían respondido a mis solicitudes, pero que volvieron a buscarme después de que se publicara el informe de la UE. Hay un problema creciente de reputación.

FNW: ¿Los eurodiputados le han pedido que elija un laboratorio para una serie de pruebas?

AM:
Saskia Bricmont (eurodiputada belga) y el Parlamento Europeo me han pedido que designe un laboratorio que lleve a cabo análisis de ropa en Europa. Puede ir muy rápido, ser sólo cuestión de semanas. Porque los funcionarios electos europeos esperan que las cosas se muevan. Por ahora, salvo FashionNetwork.com y L'Avenir, nadie se ha pronunciado sobre el informe europeo, donde normalmente la voz de la UE advierte sobre este tipo de peligros.

Cabe señalar que Greenpeace ha realizado recientemente este tipo de pruebas químicas. Pero solo en Shein. Pero no hace falta poner a prueba a Shein para saber qué esperar de la marca. Y eso fue un poco engañoso intelectualmente: asocia este problema con Shein, cuando el problema es más generalizado.

FNW: La financiación de la investigación es un problema general. ¿Sucede lo mismo con un tema de consumo como lo es la ropa?

AM:
Solo estoy esperando una cosa, y es que me den 100 000 euros para hacer precisamente eso. Realmente analizar, calibrar, cotejar los datos... Pero primero hay un problema de disciplina: la gente se pregunta por qué una historiadora les habla de ftalatos. Entonces, me dicen que hay cosas más importantes, como las cuestiones económicas. Yo pienso que los sectores se están pegando un tiro en el pie al no financiar a personas para encontrar soluciones.

No puedo trabajar en Francia. Nadie me quiere financiar, incluidas las universidades. No tanto por miedo a demandas de grandes grupos o marcas que serían analizadas, no. Sino porque las conclusiones podrían resultarles incómodas. Porque estas conclusiones sin duda serían recogidas por las ONG, con las que los financiadores estarían indirectamente asociados.

Estos problemas de financiación muestran una desconexión porque, al mismo tiempo, todas las marcas, pequeñas y grandes, dicen que están "despiertas" (woke) sobre el medioambiente, la inclusión, los problemas raciales... Por eso titulé mi próximo libro "Woke Washing*".

Actualmente, estoy esperando la respuesta para una beca para ir a Prato (en Italia) para hacer análisis sobre trabajadores textiles, expuestos a los productos.


Audrey Millet y la eurodiputada Saskia Bricmont el 30 de enero en el Parlemento Europeo, durante la presentación del informe de la toxicidad de la ropa - DR


FNW: Las leyes Agec y Climat están cambiando actualmente el etiquetado de los productos. ¿Deberían ser los productos químicos el siguiente paso para las etiquetas?

AM: Este será precisamente mi próximo trabajo. De hecho, los productos químicos deberían indicarse en los productos. Tendremos que redefinir las etiquetas. Sabiendo que, dependiendo del país, ya hay problemas para este tipo de advertencias sobre el material en sí: como digo en el informe, en Italia, nos encontramos con etiquetas que indican "3 % elastano" pero no especifican el resto de los materiales. Así que aún estamos lejos de la meta.

Luego, como saben algunos profesionales, existe una ley sobre este tema en California. Pero es horrible: no prohíbe la presencia de estos productos. Simplemente obliga a estipular su presencia. Por tanto, en los productos ofrecidos en las tiendas se escribe que contienen “sustancias consideradas cancerígenas, mutagénicas o tóxicas”. Un producto que el Estado, sin embargo, deja llegar al consumidor. Ningún consumidor debería tener la posibilidad de acabar con este tipo de producto en sus manos.


* “Woke Fashion - Capitalisme, consumérisme, opportunisme(Woke Fashion: capitalismo, consumismo, oportunismo), por Audrey Millet. Publicado por Editions Les Pérégrines el 7 de abril de 2023
 

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