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Alexander McQueen presenta a Calypso en el Carreau du Temple
Uno de los resultados más significativos del movimiento de empoderamiento femenino, al menos en la moda, es el resurgir de prendas de aire noble. Como en el caso de la tremendamente original colección de Alexander McQueen presentada este lunes en la penúltima jornada de la temporada internacional de prêt-à-porter femenino.
Había algo decoroso y grandioso en esta colección, presentada en el interior del Carreau du Temple, un mercado de hierro forjado de mediados del siglo XIX situado en el norte del barrio Le Marais, renovado con anchas tablas cenizas en el suelo, perfecto para que las modelos desfilasen. Y vaya que si lo hicieron, caminando como mujeres apresuradas rumbo a una cita de gran importancia.
La diseñadora de Alexander McQueen, Sarah Burton, siempre sabe cómo mantener su enfoque, especialmente en esta colección Otoño-Invierno 2020/21, que sugería eventos elegantes, grandes inauguraciones, conciertos importantes y estrenos de películas. Ella mostró ropa para ocasiones especiales.
Una apertura ceremonial y baronial. Una elegante chaqueta de doble solapa propia de una batería se convirtió en un abrigo de oficial, un abrigo de cuadros grandes y rayas con hombros al aire descubiertos, y un vestido de guerrera amazona con un solo hombro. También vimos varios abrigos llamativos confeccionados con la tela de la temporada, los cuadros Príncipe de Gales, pero atravesados de forma genial con rayas negras diagonales.
También vimos a Lady Marian con un vestido blanco virginal con cola, pero acabado con un encantador toque perverso, un arnés y la espalda abierta. Es cierto que las telas añadían kilos a demasiadas propuestas, pero también sumaban una voluptuosidad muy real, y muy actual. Una elegancia voraz.
Todo hasta el final fue una especie de mezcla entre María de Escocia y Leigh Bowery cuando el Ministry of Sound se hace cargo de una boda real. Vimos un estupendo vestido de cóctel plateado confeccionado con múltiples fragmentos de cristal sobre el cuerpo de la bella modelo negra Adut Akech, Calypso, quien logró detener a Odiseo durante varios años, surgiendo de las profundidades del Egeo en el interior del Carreau du Temple.
Todas las modelos llevaban el pelo encerado de color rojo fuego, el peinado más atrevido y, sin embargo, también el más elegante y estimulante de toda la temporada. Un buen trabajo después de más de 350 desfiles.
Casi todos los looks iban acompañados de botas fuertes. Por otra parte, la mitad de las mujeres que asistieron al desfile ya llevaban botas fuertes y pesadas a los pies, excluyendo siempre al personal de Vogue de Estados Unidos y Francia, defensoras del tacón alto hasta el final.
En resumen, esta ha sido una colección muy distintiva a manos de una de los 10 diseñadores de moda más ingeniosos del planeta. Puede que no sea la mejor colección de su cosecha, pero incluso así, Sarah Burton sigue dejando atrás a la mayoría de sus rivales.
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